TALES DE
MILETO (alrededor de finales del siglo VII y comienzos del VI a.C.) Según tales, el principio o arqué de todo lo que existe es el agua,
teoría que se basa en el hecho de que la vida de cualquier tipo necesita de
agua para desarrollarse y comienza con ella. Es la primera vez que encontramos
el planteamiento de un principio primero y común que da origen a todas las
cosas, y que no está directamente ligada al pensamiento mítico, que no se basa
en creencias fantástico-poéticas, sino en argumentos racionales (logos).
ANAXIMANDRO (nace al final del siglo
VII y muere a mediados del siglo VI a.C.)
Milesio, como su contemporáneo tales, quien fue probablemente su maestro, es el
primero en emplear el término cosmos en el sentido de un orden que rige al
universo entero, e incluso propone una génesis del mismo; el mundo visible en
su totalidad es una gran dependencia bajo la ley universal. También es el
primero de quien se conserva algún fragmento escrito, el cual pertenece a su
tratado Sobre la naturaleza.
Anaximandro se niega a aceptar que un solo elemento pueda ser el elemento
esencial de la naturaleza. Por lo que propone un primer principio que estaría más
allá de las apariencias. Apeiron
(a-peiron sin límites), que
es infinito y sin forma, pues cree que el agua y los demás elementos son
derivados. Piensa su principio no solo como infinito sino además sin inicio, lo
que lo diferencia de las mitologías.
ANAXÍMENES (alrededor del 500 a.C) Discípulo del interior, se
esforzó en demostrar que todo provenía del aire por medio de condensación. De
cierto modo, me fue capaz de seguir el proceso de abstracción de l realidad que
proponía su maestro y llego a equipar al aire como una suerte de aliento vital
y dinámico, igual a una esencia aérea limitada. Escribe: “al igual que nuestra
alma (es devenir, el principio que da la vida), que es aire, nos sostiene y nos
gobierna, así el soplo y el aire abrazan todo el cosmos”
La filosofía milesia se ocupa, en conjunto, de la búsqueda de un primer
principio, planteando el origen de las cosas en una materia animada por sí
misma, dotada de la vitalidad suficiente como para engendrar todo lo que
llamamos real.
La idea de una divinidad o la reflexión acerca del bien y del mal fueron
asuntos ajenos a la filosofía ironía, cuyo único objeto de interés era la
naturaleza, la physis;
pero en el mundo griego hubo filosofías posteriores que asumieran el hecho
religiosos como la base misma de sus reflexiones y de su visión del mundo, de
las cuales la más representativa tal vez sea la escuela pitagórica.
PITÁGORAS ( 582-497
a.C) El pensamiento de Pitágoras está íntimamente relacionado con el culto a
Orfeo u orfismo, una religión asiática de amplia difusión por el mundo
mediterráneo, por lo cual no es extraño el que se asuma el estudio de la
filosofía y de las ciencias (en concreto la música y las matemáticas) como un
instrumento de purificación.
Elementos de la doctrina pitagórica
El alma, en castigo por las faltas anteriores, se encuentra prisionera en el
cuerpo, del cual es preciso liberarla mediante ejercicios de purificación.
Nuestra alma tiene origen divino y es, por lo tanto, inmortal, pero después de
la muerte realiza un largo peregrinaje encarnado en los cuerpos de otros
animales antes de poder volver a un cuerpo humano y tornar, purifica, a la
divinidad. Estos pensamientos son de influencia netamente órfica.
El ascetismo es fundamental en el propósito de purificación, así como el sometimiento
de las pasiones. Con los pitagóricos el pensamiento humano lleva a cabo un
cambio decisivo: el mundo ha dejado de estar dominado por potencias oscuras e
indescifrables y se ha convertido en número; el numero expresa orden,
racionalidad y verdad.
Los números son la base del universo; el origen nos es la materia sino las
relaciones numéricas, que componen un cosmos perfecto y armónico. Las cosas son
números, estos son la estructura de una realidad que es armónica y numérica.
Hay que tener en cuenta que el número para los griegos es una cosa real y no es
abstracción del pensamiento como lo es para nosotros.
Otro aspecto fundamental de la filosofía pitagórica, esencialmente ligado a la
doctrina, es el de sus valiosos aportes a la geometría, de la cual hizo una
verdadera ciencia a l fundamentarla en una serie de teoremas.
HERÁCLITO DE ÉFESO (540-480
a.C) Escribió aforismos de manera oscura para limitar su entendimiento solo a
pocos, lo que le gano el apelativo de “el oscuro”
Como los naturalistas milesios, también medito sobre el principio de lo creado,
encontrando en el fuego este aliento vital. Si bien este elemento tiene un
valor simbólico en su filosofía, también lo entendió en su sentido concreto,
como elemento constitutivo de la materia.
Pero lo fundamental en el pensamiento de Heráclito es el concepto devenir,
según el cual todo fluye; así se niega el ser y se le disuelve en un constante
proceso de transformación. Todo es cambio incesante, todo muda, esta es la
única constantes en todo el universo (lo único que no cambia es que todo
cambia). “no podemos bañarnos dos veces en el mismo rio”
Sin embargo, este cambio no implica una no con de proceso o evolución sino
solamente el discurrir de fenómenos materiales, su continua pelea. La oposición
y la identidad de los contrarios son las condiciones del devenir, los
conflictos son la fuerza que renueva todo aquello que hay sobre la tierra, los
contrarios combaten pero también hallan la armonía, “aquello que es oposición
de concilia y de las cosas diferentes nace la más bella armonía, y todo se
engendra por medio de contrastes”. Por eso el fuego es un buen elemento en su
pensamiento, pues representa el cambio que se halla en constante movimiento, es
una vida que vive de la muerte, es una transformación de aquella en cenizas
para generar nueva vida. Esto gobierna todas las cosas, es inteligencia,
inteligencia universal, logos, ley racional.
PARMÉNIDES (539-450 a.C) Sus postulados dieron inicio a una de
la oposiciones más perdurables en la filosofía occidental pues, en contravía de
lo planteado por Heráclito, imaginaba una realidad inmutable más allá de las
apariencias, una realidad a la que solo se podía llegar a través de la razón y
no por medio de la información poco fiable que nos aportan los sentidos.
Según su pensamiento, el sr es y es imposible que no sea, el no-ser no es ni
puede ser y ni siquiera puede ser pensado, pues el ser y el pensar son una sola
y misma cosa; nace con el la ontología (teoría del ser).
Parménides deduce una serie de atributos del ser, el cual se conforma como
eterno, increado, inmutable y único, lo cual abre el camino ara la filosofía de
las ideas y para la búsqueda de la distinción entre verdad y opinión, un
problema que desvelaría a los filósofos de aquí en adelante.
ZENÓN DE ELEA (finales
del s.VI) Este fue el otro gran filósofo de la escuela eleática, a quien
Aristóteles consideraba como el verdadero inventor de la dialéctica, pues
descubrió la refutación, es decir, la demostración mediante lo absurdo.
Pretendió demostrar que el movimiento y la pluralidad no existen, por medio de
sus célebres paradojas.
Dentro de las conclusiones a las que llego la filosofía Eleata tenemos:
- Lo que no se puede pensar no
puede ser
- No puede darse más que aquello
que se puede pensar sin contradicción.
- El ser es inmóvil, dado que el
movimiento no se da más que en el mundo de los sentidos.
- El espacio es infinitamente
divisible, ya que es extenso y lo extenso es siempre divisible en un número
ilimitado de puntos.
- El movimiento es el tránsito de
un lugar a otro, y como entre dos lugares hay infinitos puntos, sería necesario
un tiempo infinito para ir de un lugar a otro.
EMPÉDOCLES (alrededor del 484-481 a.C al 424-421 a.C) Es
conocido por plantear, a diferencia de los jónicos, no un solo elemento como
principio sino la conjunción de los mismos, cada uno de los cuales permanece
eternamente igual e indestructible. Todos actúan como raíces de todas las
cosas, como sustancias originarias, inmutables, “elementos” capaces de unirse,
y que al unirse dan origen a las cosas y la separarse dan origen a su
corrupción.
A partir de este planteamiento, Empédocles abre la posibilidad d superar la
dicotomía ser-devenir o eterno-mutable y plantear, no una oposición sino un
proceso permanente de unión y separación, lo cual, según cierta interpretación
de sus teorías, prefigura un posición evolucionista al concluir el concepto de
correcta adaptación (es decir, justa combinación de elementos) como requisito
para la vida.
Por otro lado, acusa influencias pitagóricas al plantear una esencia divina en
el alma y la necesidad de la purificación mediante la búsqueda de la sabiduría.
ANAXÁGORAS (ALREDEDOR DEL 500 A.c HACIA EL 428 A. c) Acepta igual que
Parménides, que el no ser- no es y le ser es, y este es increado e
imperecedero; así el nacer y el morir no son más que momentos en un proceso de
composición o de división de lo que ya es. Anaxágoras concibe no solo cuatro
elementos originarios como lo hace Empédocles, sino infinitos elementos
originarios con sus cualidades inmutables; no se transforman, se reúnen o se
dividen. La causa de su reunión es un inteligencia que ordena los elementos, lo
permea todo, está en todas partes y determina el destino de todo lo que existe,
todos sus movimientos.
LOS ATOMISTAS
LEUCIPO DE MILETO: Concibe el mundo material como integrado
por partículas infinitamente pequeñas e invisibles, los átomos, último intento
de explicación desde la physis. Estos, eternos e inmutables, determinan las
diferentes propiedades de las cosas según su número, su naturaleza y su
disposición en el espacio.
Estos átomos comparten propiedades que los Eleatas habían atribuido al ser,
puesto que no cabe de ellos la posibilidad de no-ser, del vacío, y son
invisibles, (á-tomos, que en griego significa “no divisible”).
Agitándose eternamente, forman con sus combinaciones todo lo que existe.
DEMÓCRITO (460-370 a.C): Acoge la idea de su maestro leucipo
de que todo este conformado por partículas invisibles que se mueven en el seno
del vacío, pero introduce una variación al considerar que son naturaleza
homogénea. Esto quiere decir que las diferencias cualitativas que apreciamos en
la naturaleza son solo impresiones subjetivas. Todo lo que existe se forma
gracias al movimiento de los átomos que se agregan y disgregan combinándose en
diferentes órdenes y densidades; esto hace innecesaria la presencia de una
fuerza o inteligencia ordenadora, es una visión auténticamente mecanicista del universo.
El mundo sería una reunión o disgregación cíclica de átomos, sin una
inteligencia que haga ese proceso. El orden es simplemente un resultado
mecánico.
Demócrito llego hasta el punto de proponer una ética a partir de su concepción
mecánica y materialista. Es ella es fundamental liberarse del dominio de las
sensaciones si se quiere alcanzar el conocimiento autentico, que solo proviene
del pensar.
También desarrolla una idea de placer como un goce duradero y permanente, por
lo cual no hay que buscarlo en los bienes exteriores sino en el alma. Las
teorías mecanicistas de Demócrito ha tenido una influencia visible en el pensamiento
científico y materialista hasta nuestros días, a despecho, incluso, de que se
haya refutado su idea de las partículas ultimas invisibles.
EL PROBLEMA DEL CAMBIO EN LA NATURALEZA:
HERÁCLITO Y PARMÉNIDES.
Las concepciones de Heráclito y Parménides representan formas opuestas de
concebir la naturaleza y su dinamismo: el primero parte de lo que los sentidos
nos muestran; el segundo, nace de los argumentos establecidos por la razón.
HERÁCLITO: EL CAMBIO. Heráclito
acepta la validez de los sentidos como punto de partida, pero afirma que la
verdadera realidad sólo es accesible a la razón. Todo en la naturaleza está en
movimiento, todo es “devenir”, todo “fluye”. Así, la naturaleza se muestra a la
razón como unidad de contrarios, lo que produce un permanente cambio que da
lugar a lo que vemos. El planteamiento “dialéctico” de Heráclito será recogido
por Hegel en el siglo XIX.
PARMÉNIDES: LA IDENTIDAD. Parménides
proclama que la razón es el único camino para alcanzar la auténtica realidad.
Lo que propone este filósofo es que lo existente es el ser. Para Parménides, la
exigencia de la razón obliga a admitir como verdadero únicamente lo inmutable.
El camino seguido es el de mantenerse dentro del rigor de la deducción lógica a
partir del principio de identidad. El planteamiento de la identidad sostenido
por Parménides se encuentra en Platón y, a través de él, aparecerá en la
filosofía cristiana y en toda la ontología occidental
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Parménides
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Heráclito
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Postura frente al mundo
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El ser es.
El mundo es estático, el cambio solo es
apariencia y por tanto no
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El ser es siendo. El mundo es devenir, no es
Estático. Todo fluye, nadie se baña dos veces en
el mismo río. El ser es siendo. El mundo es devenir,
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El ser es la esencia del mundo y para él se
aplican los mismos principios
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Existe.
El mundo es uno, pleno, eterno e inmutable.
El ser es y no pude no ser. El ser es.
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El mundo es múltiple, cambia. Hay vacío en las cosas y siempre hay
movimiento.
Según Heráclito el ser está en constante devenir y por eso no se puede
captar.
El ser puede ser y no ser, ser y dejar de ser.
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Ambos
coinciden en que el ser es algo intangible que no tiene cabida en el mundo
material, que es la esencia de las cosas y las reúne todas en sí mismo.
Para ambos la verdad se da como develamiento del ser, el ser que sale a la
luz y es una verdad única no captable por los sentidos que pueden ser
engañosos.
Coinciden en que la razón es el único camino hacia la verdad
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